Ritual contra la otra
Cuando una energía ajena irrumpe donde no ha sido llamada, el alma lo siente.
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Este ritual sagrado se realiza bajo la protección de la noche, cuando los velos entre mundos se afinan y las verdades ocultas pueden ser cortadas de raíz.
Sobre un altar consagrado, la vela negra arde como testigo silencioso, devorando con su llama todo lazo impuesto desde la sombra.
Se utilizan hierbas amargas —ruda, ajenjo, salvia negra— para romper el encanto, desatar el deseo inducido y limpiar el campo energético de la pareja.
Una muñeca de cera negra representa la figura invasora, cargada con su nombre escrito en tinta roja, y se trabaja con oraciones antiguas, sellos de cierre y fuego purificador.